viernes, 15 de enero de 2016

La Cena Perfecta.

Con mi vestido de raso rojo, un pequeño pero valioso colgante suspendido de mi cuello. Ese diamante brilla más que una noche de luna llena en una noche despejada entre las montañas.

Perfectamente depilada para la ocasión, y con una manicura francesa que pareciera hecha por un artista renacentista, maquillada con la misma precisión que un reloj suizo pudiera tener.

Todavía son las seis de la tarde, pero ya me he puesto los tacones. Intento no morderme las uñas ni moverme mucho, no quiero estropear todo el trabajo.

Suena la alarma, por fin son las ocho y media, se acerca la hora de la cena. Estoy preparada.
Abro el horno, ese pavo es pura ambrosía. A quién le importan las formalidades ahora, ya no tengo que sorprender a nadie. Los cubiertos están sobre valorados. Solo somos tú y yo en esta cocina. Pronto solo seremos uno. Pronto te desharás en mi boca y descansarás en mi estómago. Bon appétit!


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