Érase una vez, en un encantador pueblito rodeado de prados verdes y montañas altas, un niño llamado Marcos. Era curioso y siempre estaba buscando nuevas aventuras. Un día, mientras exploraba el mercado del pueblo, conoció a Marina, una dulce ancianita que vendía hierbas y remedios naturales.
Marina le dio a Marcos un antiguo disco de vinilo y le dijo: "Aquí tienes algo mágico, querido niño. Es la música de un cantante llamado Manzanita. Te ayudará a encontrar tu camino".
Marcos regresó a casa emocionado y puso el disco en el tocadiscos. Desde las primeras notas de "Verde que te quiero verde", Fue entonces cuando sintió que algo especial sucedía. Cada canción de Manzanita era como un cuento de hadas, lleno de alegría y enseñanzas.
Con paciencia e interés, Marcos exploró las melodías de Manzanita. Descubrió canciones como "El Trovador", que hablaban sobre el valor de seguir los sueños y escuchar al corazón.
Con el pasar de los días, encontró en la música de Manzanita un lugar donde refugiarse en los días grises y una melodía alegre en los días felices. A través de las canciones, aprendió lecciones importantes sobre la vida y el amor.
Y así, con la ayuda de Marina y la música mágica de Manzanita, el pequeño Marcos creció feliz y lleno de alegría. Descubrió que la verdadera belleza de la vida estaba en los pequeños momentos de felicidad y en las canciones que llenaban su corazón de alegría.
Además entendió que su amor por la música de Manzanita era más que un simple gusto; era un símbolo de su propia madurez y crecimiento personal. Y mientras se quedaba dormido escuchando las canciones de Manzanita, Marcos sonrió, sabiendo que siempre tendría la música para guiarlo hacia la felicidad y así fue como se durmió, sabiendo que en los brazos de la música, siempre encontraría su hogar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario