jueves, 15 de noviembre de 2018

Dos no se pelean si uno no quiere.

Y yo sí quiero, vaya que si quiero.

El otro día me encontré a un señor por la calle y le pregunté la hora, ¿pues no os creéis que va el tío y saca el móvil para decírmela?. El señor tenía un reloj bastante caro en la muñeca y por lo visto solo por el mero hecho de enrrelojarse vivo para que en la pescadería las señoras le tiren los tejos.
Obviamente le exigí la hora analógica, la cual por cierto variaba en dos minutos de la de su smartphone. El cabreo que pillé era de los gordos, tuve que darle una colleja bien sonora.
Os seré sincera, yo también llevaba reloj, pero para eso llevan relojes las personas, para preguntar la hora a las demás. Los relojes fueron inventados para fomentar la socialización y tener algo de lo que hablar cuando cogemos un ascensor. Me parece de muy poca vergüenza que tenga que pasar por estas situaciones tan del S. XXI siendo yo una muchacha tan chapada a la antigua.

Saludos, y para los que lo queráis saber son las 6:20 A.M. una hora menos en Canarias.

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